domingo, 28 de diciembre de 2008

LUGARES VEDADOS PARA LA POBLACIÓN LGBT EN MEDELLIN

LUGARES VEDADOS PARA LA POBLACIÓN LGBT EN MEDELLIN


“La Modernidad ha sometido la noción de espacio público,
A una serie de disertaciones discursivas y operativas.
En Medellín éste aparece como un concepto jurídico,
Asociado al derecho colectivo y al función social.
La Administración pública lo regula y normativiza,
Asumiéndose como propietaria o poseedora de la facultad de dominio y control.
Así ella se constituye en garante supuesto para la accesibilidad, el uso y el disfrute”.
Alex Pérez Álvarez


Si bien nuestras “Cuasiciudades” se han empeñado en un proceso de transformación urbanística bajo el concepto de la reconcepctualización del espacio público y la reingeniería de los procesos de apropiación de la ciudad; en Medellín vivimos un ejercicio paradójico, pues de un lado son muchos los kilómetros y hectáreas que se han recuperado para el espacio público, el divertimento y la disipación y por otro lado son mayores los controles en el uso de ellos mediados por el control, la normatividad y la restricción, donde como regla general abundan los vigilantes, quienes están puestos para impedir su uso efectivo y que en ocasiones expulsan e incluso agraden a los ciudadanos que transitan por allí. Esta modalidad que cada vez es más recurrente en la ciudad, va dejando claro que el concepto de espacio público es privatizado y que su interés de adecuación corresponde más a la “estética del mostrario turístico” que a la apropiación ciudadana de la cotidianidad. De estos son muchos los espacios en Medellín: el parque de los Deseos, el parque de los Pies Descalzos, el Jardín Botánico, el Metro de Medellín, el Cerro Nutibara y Volador, la Ciclo vía, los parques Biblioteca, entre otros, donde se presentan restricciones por los atuendos, las practicas de seducción, las conversaciones que se entablan, los combos que se arman, las dinámicas que se asumen y demás practicas propias de la espontaneidad de la ciudad, para lo que está hecho el espacio público

De todos estos monumentos a la ciudad controlada, dominada y paisajística, quiero referirme a cuatro que son particularmente excluyentes con la población lGBT, y que han pasado por la agresión física y verbal a nosotros mismos: el Cerro el Volador, el Metro de Medellín los Parques de los Deseos y Pies descalzos t el jardín Botánico.

Cerro el Volador: Para ningún transeúnte de Medellín, este cerro pasa desapercibido, y a pesar que para muchos es subutilizado, pues a diferencia del cerro el Nutibara que convoca todo tipo de turismo, éste, conserva un cierto aire de virginalidad, gracias a sus descubrimientos arqueológicos y su ubicación en el inicio de la zona nor occidental de poca afluencia de transporte público; que poco se ha promovido. Sin embargo, todas estas indicaciones son claves para que la población LGBT encuentre allí un espacio de encuentro, deporte y recreación sobre todo los domingos, después de un fuerte día de rumba y por más de 10 años en sus senderos ecológicos se han marcado espacios de homosocialización para la seducción, la buena conversación o simplemente para “mariquiar” con toda la libertad que da el caminar como siempre hemos querido mirando a la ciudad. Pero en los últimos meses, éstas parecen ser acciones delictivas, pues tanto el puesto de la Policía que funciona permanentemente allí con dos motorizados, como la base del Ejercito que se encuentra en la cima, tan pronto se ven con los miembros de la población LGBT, sobre todo hombres Gay, los insultan, golpean y sin ninguna justificación expulsan del cerro, es más en la primera semana de julio por parte de los motorizados de la policía se presentaron 6 agresiones contra la población LGBT dejando fuertes marcas en su cuerpo, he incluso, como saben a que horas llegan y quienes son, se paran en las entradas del cerro para no dejarlos entrar o para darles su respectiva golpiza.

El Metro de Medellín: es de aquellas cosas de las que se sienten orgullosos los paisas, pues como es común en nosotros el vanguardismo, está obra nos merece hasta dentro de unos años el galardón de ser la primera ciudad con Metro en Colombia – eso a pesar de la deuda histórica que aún hoy estamos sufriendo- y en ese imaginario de supuesta modernidad, incluso se creo tras la trama de una “cultura…metro”, surgida de la idea que el uso de este medio frío y monótono de transporte cambiaria la vida a los Medellinenses: sus lámparas, su estilo poco como de de asientos de espero, sus paredes sin ningún mensaje y su permanente vigilancia, empezó a llevarse por todos los barrios de la ciudad. Sin embargo, esta práctica que por sus bocinas parece parafrasear a “gran hermano”, no tolera ni en sus trenes, ni estaciones parejas del mismo sexo tomadas de la mano, combos de hombres gay o mujeres Lesbianas entablando una conversación privada y en clave del buen entendimiento; o simplemente hombres y mujeres haciendo caras a los de su mismo sexo buscando contactos telefónicos o un café al llegar a la estación. Cuando esto ocurre, el personal del Metro, que surge como de debajo de la tierra llaman la atención piden cordura y respeto y en ocasiones haciendo uso de la fuerza pública (Policía Metro) se les expulsa de la estación, aun cuando han comprado su pasaje como los demás usuarios. Además en estaciones como Acevedo, Madera, San Antonio, parque Berrio y San Javier, que por ser sitios céntricos y estratégicos de la ciudad sirven para la homosocialización, cuando se paran allí a esperar o simplemente a verse para pasar un rato, son expulsados y en ocasiones sacados por la fuerza como si estuvieran contraviniendo el orden.

Los parques de los Pies Descalzos y de los Deseos: hacen parte de ese nuevo concepto de parques, llenos de cemento con poco espacio para la movilidad y con muchas instituciones privadas en su interior para su vigilancia y control, que no permiten el esparcimiento, ni la adrenalina y mucho menos el desahogo de la represión; por la ubicación de estos parques (centro de la ciudad, al lado del complejo administrativo y frente a la Universidad de Antioquia) se ha convertido en lugar de encuentro previo a cualquier jornada de integración, de estudio, de rumba o diversión de la población LGBT, pero basta llagar al parque, para que sus muchos vigilantes con actitudes policiales saquen en ocasiones con golpes a personas por que están, en lenguaje de ellos, “haciendo cochinadas”, tales como coquetearse con uno del mismo sexo, estar vestidos de manera poco decente o con “maricadas”. Hace unos días a dos chicas Lesbianas las expulsaron del parque de los Pies descalzos por que se estaban dando un beso y a un joven gay afrodescendiente la policía lo detuvo en el parque de los Deseos cuando practicaba una danza y lo privó por 12 horas de su libertad; lo que demuestra que no se permite en estos “mal llamados” parques ni una tomada de la mano, ni una sonrisa espontánea, ni mucho menos un beso, es más hasta para tomar una foto de cualquier galán que transite por allí, hay que pedir permiso a las Empresas Públicas, que de ser inquilinas del parque, pasaron a controlarlo y a dominarlo.

El Jardín Botánico: para nadie queda duda que es una recuperación invaluable y en la pasado feria del libro lo gozamos como nunca, sus amplias zonas verdes, lo hacen único en la ciudad, pero de igual menara controlado, vigilado y normativizado, en medio de la fiesta del libro un grupo de amigos de la población LGBT decidió comprarse un buen libro y bajo la sombra de un árbol hacer una lectura en voz alta, que en ocasiones era interrumpida por la risa y los ejemplos propios de nosotros cuando leemos una novela y queremos imitar sus protagonistas, de inmediato unos miembros de la policía que cuidaban el sector, se acercaron los expulsaron de inmediato, a unos los agredieron físicamente y además los amenazaron, que sabían de que colegio eran y que los irían a buscar y a arreglar las cosas como se deben, por la fuerza. Los docentes del colegio, al enterarse de semejante abuso de autoridad, en vez de pedir respeto por sus estudiantes, les llamaron la atención por provocadores a la autoridad.

Estos cuatro, como lugares simbólicos, pero estoy seguro que la lista es interminable y va desde las calles mas olvidadas en la periferia de la ciudad, hasta la grandes avenidas que son privatizadas por los centros comerciales, las iglesias y las empresas que hacen que esta ciudad se este transformando desde la discriminación y lejos de ser una ciudad de y para todos y todas, es una ciudad vigilada, controlada vedada, lesbofóbica, homofóbica y transfóbica, enana palabra excluyente con la diversidad sexual.

Que bueno que a manera de acción afirmativa pudiésemos izar banderas en nuestras montañas de la diversidad sexual que ondeen con el mismo impulso que la bandera verde blanca en el cerro el volador y poner letreros que así como impiden tirar basura, por doquier digan con claridad que esta ciudad, este lugar, no discrimina, es publico y que reconoce y respeta la diversidad sexual y ante todo…permite la libertad.



WILSON CASTAÑEDA CASTRO
DERECHOS HUMANOS
POBLACIÓN LGBT
castanedawilson@une.net.co;
3176667295

viernes, 26 de diciembre de 2008